A medida que las preferencias de compra de los consumidores
migran cada vez más a entornos digitales, y que más compañías migran a sistemas
de tarjetas de crédito y débito, los estafadores electrónicos lo hacen también,
a través del desarrollo de nuevas herramientas y procesos para explotar los
canales del e-commerce.
El estudio: “Explorando el impacto
financiero del fraude en un mundo digital”, realizado por Javelin Strategy
& Research en 2017, reveló que el fraude le está costando a los
comerciantes el 8% de sus ingresos anuales, con un promedio de más de un millón
de dólares en pérdidas.
Tres tipos principales de fraude
amenazan a los empresarios en la actualidad: transacciones no autorizadas;
adquisición de cuentas; y el fraude amistoso. Las transacciones no autorizadas
son posibles a través del uso de tarjetas robadas o credenciales de pago, que
permiten a los estafadores hacerse pasar por clientes legítimos para comprar
mercancías en las cuentas robadas. Y con un gran número de consumidores afectados
por los ataques de seguridad cibernética, los números de tarjetas de crédito y
débito son ahora el tipo de datos más comprometido, lo que afecta al 70% de las
víctimas de robo de datos.
Dentro de la crisis por transacciones no
autorizadas se encuentra la brecha de seguridad en línea y malware, que
proporciona a los estafadores mayor acceso a los números de tarjetas y otros
datos de pago. Asimismo, los ciberdelincuentes también aprovechan las nuevas
tecnologías como la red VPN (Virtual Private Network), y las máquinas virtuales
para ocultar sus ubicaciones y dispositivos antes de cometer fraudes
electrónicos.
Aquellos empresarios que todavía no han
migrado a la tecnología de tarjetas de chip están expuestos a tener pérdidas
por fraude electrónico, derivadas de esfuerzos realizados por delincuentes que
buscan realizar transacciones fraudulentas como la clonación de bandas
magnéticas, obtenidas de tarjetas bancarias en puntos de venta.
Dichos sucesos han provocado pérdidas
por transacciones no autorizadas, en puntos de venta físicos, no obstante, para
aquellos comerciantes que utilizan
sistemas obsoletos, se espera que la tasa disminuya en los próximos años a
medida que las terminales de tarjetas con chip EMV se vuelvan más
omnipresentes.
¿Fraude electrónico?, ¿En qué pagos es
más común?
Al igual que en cualquier negocio, los
grupos organizados de fraude están interesados en maximizar sus ganancias,
por ello, se dirigen a los comerciantes que venden productos que pueden
monetizarse de forma más fácil y rentable.
Estos incluyen: Servicios de
transferencia de dinero, Tarjetas de regalo, especialmente de marcas populares,
Boletos, tanto para eventos como para viajes, Bienes físicos de alto costo,
incluyendo artículos electrónicos, joyas y accesorios (ejemplo: bolsos de
marca).
Cuatro pasos que los empresarios deben
considerar para protegerse
En un entorno digital de comercio
electrónico, la única solución para los empresarios y comerciantes de bienes
digitales es respaldarse con las medidas de prevención y mitigación de fraude
más efectivas adquiriendo herramientas de administración de fraude “invisibles”
que minimicen el impacto en la experiencia del cliente, así como métricas de
comportamiento, machine learning, toma de huellas dactilares y la versión más
reciente de 3-D Secure, herramientas de autenticación que evalúan el
comportamiento del cliente, supervisen la información del dispositivo o
proporcionen comparaciones con la actividad de compra previa del cliente, invertir
en capacitación integral y continua del personal acerca del fraude y subcontratar
algunas o todas las herramientas antifraude.
No hay un final a la vista para el
aumento de las transacciones no autorizadas, y el impacto para los comerciantes
con poca protección solo seguirá escalando.