El Nearshoring se ha convertido en una ventana de oportunidad para distintas industrias en México, entre ellas la automotriz. Su crecimiento —del Nearshoring— se debió a que sucesos mundiales como conflictos geopolíticos y la pandemia, generaron rupturas o interrupción de cadenas de suministro; contribuyendo a la idea de reubicar plantas y producciones más cerca del mercado final.
Debido a la especialización de su fuerza laboral y a la resiliencia de sus cadenas de suministro, México se perfila como uno de los destinos más atractivos para este fenómeno comercial. Entre las ventajas competitivas del país están: una mano de obra calificada y sólida; la cercanía y la familiaridad de hacer negocios con Estados Unidos; puertos de salida en los océanos Pacífico y Atlántico y múltiples acuerdos comerciales — como el T-MEC — que ofrecen beneficios arancelarios.
Cada variable contribuye a una estrategia para mejorar la eficiencia operativa, reducir costos y mitigar riesgos asociados con la cadena de suministro global. De acuerdo con un estudio de Deloitte, si se aprovecha este modelo al máximo, el país podría sumar un 3% al PIB local en los próximos años.
A su vez, el Nearshoring también es una oportunidad para posicionar a México como un actor clave para un futuro más sostenible. Aplicado en el sector automotriz, este fenómeno impulsará la electrificación de los vehículos y el uso de tecnologías de energía renovable para reducir emisiones.
Industria automotriz, un pilar económico de México
Según datos de la Asociación Mexicana de la Industria Automotriz (AMIA), México es el séptimo productor de vehículos a nivel mundial, el primero en América Latina y el principal exportador de automóviles a Estados Unidos. Asimismo, es el cuarto productor de autopartes a nivel mundial según la Industria Nacional de Autopartes (INA). Esta posición privilegiada se debe a su infraestructura y su adaptabilidad ante las demandas del mercado global.
El sector es un pilar económico ya que equivale 4.7% del PIB nacional, por encima de otras industrias. En 2023, contribuyó con el 21.7% del PIB manufacturero según datos de la AMIA. Además, es el principal generador de ingresos, con 107,965 millones de dólares, por encima de las remesas y el turismo combinados. En materia de empleo, la industria genera 2.1 millones de empleos en el país y el Nearshoring podría profundizar esta huella.
Al trasladar la producción más cerca del mercado norteamericano, las empresas reducirían tiempos de entrega, minimizarían costos de transporte y disminuirían la dependencia a proveedores lejanos. También, aumentaría la flexibilidad ante cambios en la demanda, las regulaciones locales y tensiones comerciales, especialmente relevante para la electromovilidad; uno de los mayores desafíos de esta industria.
La creciente preocupación por el cambio climático ha llevado a impulsar la electrificación de la movilidad para reducir emisiones de carbono. En 2023, se registraron 40 millones de vehículos eléctricos (VE) en circulación según Global EV Outlook. Y sus ventas superaron en más de tres veces las del año anterior, lo que representa un aumento interanual del 35 por ciento.
México tiene el potencial de consolidarse cómo un hub de producción de autopartes y VE para el mercado norteamericano. La INA informó que espera un crecimiento del 20% en producción de autopartes en los próximos cuatro años por los esfuerzos de Nearshoring y, alrededor de 2027, se espera que la electrificación de la industria y la regionalización de la cadena de valor impulsen al país a convertirse en el tercer productor de autopartes a nivel mundial.
La ciencia de materiales, aliada clave para la industria automotriz
Para lograr este objetivo, es crucial que la industria adopte un enfoque que abarque toda la cadena de valor. Esto implica desde la producción de VE, hasta el desarrollo de infraestructura de carga, la fabricación de componentes clave como baterías, sistemas de gestión de energía e implementación de prácticas sostenibles.
Para el mercado de los VE es vital la investigación y desarrollo de materiales avanzados, por lo que debe de tener una cercanía total con la Ciencia de los Materiales,ya que garantiza el desempeño y el desarrollo de procesos que utilicen materiales sustentables, como las siliconas.
Los materiales de silicona tienen características que permiten extender la vida útil de las baterías y de los componentes electrónicos del tren de potencia. Además, los adhesivos de silicona y soluciones de gestión térmica de alto rendimiento son la mejor opción para la industria. Resisten vibración, golpes, oxidación y humedad, manteniendo sus propiedades mecánicas y químicas a temperaturas de funcionamiento de -40 ºC a 200 ºC.
Los elastómeros de silicona se utilizan para la seguridad; aislamiento de cables; infraestructura de carga y componentes eléctricos como iluminación, entre otros. Al liderar la búsqueda por la optimización de la cadena de suministro de silicón con expertos de confianza, el papel de México en el Nearshoring automotriz sería indiscutible.
Es esencial que el sector colabore con proveedores y socios estratégicos que busquen la sostenibilidad, como Dow a través nuestra plataforma de Mobility Science. La implementación de tecnologías avanzadas con soluciones innovadoras ayudará a reducir el impacto ambiental de la producción automotriz y a mejorar la eficiencia energética. Aunado a que la colaboración con instituciones académicas y centros de investigación fomentará el desarrollo de nuevas tecnologías y prácticas sostenibles.
Sin duda, el Nearshoring y la electromovilidad son tendencias que transformarán la industria automotriz mexicana, al adoptar un enfoque integral que abarque toda la cadena de valor y que priorice la sostenibilidad.