En el ámbito empresarial, la gestión de la salida de empleados es tan crucial como su incorporación. Dos enfoques contrastantes en esta área son el "offboarding" y el "quiet firing". Mientras que uno promueve la transparencia y el respeto, el otro se basa en tácticas sutiles que pueden resultar contraproducentes para la moral y la cultura organizacional.
El offboarding es un proceso formal, respetuoso y estructurado que garantiza una transición suave y profesional tanto para el empleado que se va como para la empresa. Este proceso incluye la documentación legal de la salida del empleado y puede culminar con una despedida formal y agradecimiento por sus contribuciones, lo cual fortalece el sentido de comunidad y aprecio dentro de la empresa. Manejar la salida de una manera transparente y respetuosa demuestra que la empresa valora y respeta a sus empleados, mejorando su reputación tanto interna como externamente. Además, una empresa conocida por tratar a sus empleados de manera justa y respetuosa es más atractiva para el talento potencial.
Algunas empresas incluso llevan este proceso "más allá" ofreciendo un kit de despedida que puede incluir una carta de recomendación personalizada, un reconocimiento por los logros alcanzados en la empresa, gift cards, productos de la marca de la empresa, libros inspiradores, fotos del equipo, plantas o artículos decorativos, entre otros. Un buen kit de despedida no solo muestra aprecio y gratitud hacia el empleado saliente, sino que también refuerza una cultura organizacional positiva, ayuda a construir una red de exempleados (lo que puede abrir puertas a futuras colaboraciones y referencias) y fortalece la reputación de la empresa. Al invertir en un kit de despedida bien pensado, las organizaciones pueden dejar una impresión duradera y positiva en sus empleados, incluso después de su partida.
Implementar un proceso de offboarding efectivo es beneficioso para la organización en múltiples niveles. Desde la protección de la información y la continuidad del negocio hasta la mejora de la cultura organizacional y la reducción de riesgos legales, el offboarding es una práctica que fortalece la estructura y la reputación de la empresa. Al tratar a los empleados con respeto y transparencia hasta el último día, las organizaciones no solo retienen una buena imagen, sino que también fomentan un entorno laboral positivo y productivo.
El quiet firing, en contraste, es una estrategia indirecta y potencialmente dañina, para incentivar a un empleado a renunciar por su propia cuenta, evitando el proceso formal de despido. Esta práctica puede incluir tácticas como reducir las responsabilidades quitando proyectos importantes o responsabilidades clave, excluyendo al empleado de reuniones y decisiones importantes, creando un entorno laboral incómodo a través de comportamientos pasivo-agresivos o falta de apoyo, negando oportunidades de capacitación y promoción, y asignando tareas rutinarias y poco desafiantes, entre otras.
El quiet firing puede causar estrés, ansiedad y disminución de la autoestima en el empleado, y dañar la reputación y cultura organizacional de la empresa. Además, la falta de procedimientos formales y de retroalimentación puede llevar a riesgos legales y a la pérdida de oportunidades de mejora.
La gestión adecuada de la salida de empleados es fundamental para mantener una cultura organizacional saludable y una buena reputación empresarial. Mientras que el offboarding representa un enfoque respetuoso y beneficioso para ambas partes, el quiet firing puede resultar en consecuencias negativas y perjudiciales. Es esencial que las organizaciones adopten prácticas de offboarding bien estructuradas, fomentando la comunicación abierta, proporcionando retroalimentación constante y mostrando respeto y valoración hacia sus empleados, incluso en el momento de su salida.
Adoptar un enfoque ético y transparente no solo mejora la moral y el compromiso de los empleados restantes, sino que también refuerza la imagen de la empresa como un lugar justo y digno para trabajar.
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