Aunque 2024 ya quedó atrás, especialmente tras un enero que irrumpió como un nuevo algoritmo, reescribiendo las reglas del juego, sus lecciones han marcado un antes y un después en la manufactura. Por ello, me atreveré a reflexionar sobre el año que acaba de terminar, ya que nos dejó una perspectiva radicalmente distinta sobre el futuro del sector, muy diferente a la que teníamos, por ejemplo, al finalizar la pandemia.
Nunca habíamos visto a tantas empresas del sector enfocadas en el reentrenamiento de su fuerza laboral, invirtiendo en nuevas tecnologías casi al mismo ritmo en que se masifican (como sucede con la Inteligencia Artificial), ni priorizando, de manera unánime, la optimización de procesos para alcanzar la máxima agilidad en sus operaciones.
Este nuevo panorama ha llevado a los principales actores del sector a reducir los plazos para sus reorganizaciones internas, mientras que el talento más capacitado hoy tiene el poder de elegir en qué empresa quiere trabajar.
Si tuviera que destacar las tendencias clave que marcarán la manufactura en el corto plazo, y que alcanzaron su punto de inflexión en 2024, me quedo con las siguientes:
Adopción de la Inteligencia Artificial
Desde Fracttal, donde impulsamos el mantenimiento predictivo en entornos productivos, hemos sido testigos de múltiples implementaciones de IA que apenas representan la punta del iceberg de una transformación completa.
Hoy, la IA es un elemento clave para establecer controles de calidad cada vez más rigurosos y alineados con normativas internacionales. También está revolucionando la logística de las cadenas productivas, permitiendo ajustes dinámicos en la demanda del piso de producción en tiempo real.
Una encuesta de Universal Robots indica que, para este año, casi la mitad de las empresas manufactureras a nivel global planea realizar inversiones significativas en Inteligencia Artificial y Machine Learning. La pregunta ya no es si adoptar estas tecnologías, sino qué tan rápido se puede hacer para no quedar atrás.
Reconfiguración global de las cadenas de suministro
Lo que comenzó como una disrupción durante la pandemia es ahora un cambio sistémico.
Con tensiones geopolíticas, guerras comerciales y un mundo que avanza hacia una fragmentación en bloques de producción mediante estrategias como el "friendshoring", la manufactura se ha convertido en un tablero de ajedrez geoeconómico.
Según EY, un tercio de los líderes empresariales ya consideraban, desde finales del año pasado, que los cambios en la geopolítica serían una de las principales fuerzas disruptivas de 2025.
La manufactura de hoy no solo compite en eficiencia y tecnología, sino en resiliencia ante un mundo que cambia a una velocidad vertiginosa.
Talento, habilidades blandas y permanencia en la empresa
Uno de los mayores desafíos para la industria será encontrar y retener talento con las habilidades necesarias para operar en un entorno de alto rendimiento.
Para ello, las estrategias de reclutamiento deberán evolucionar, fortaleciendo habilidades blandas y técnicas a través de reentrenamientos internos. A su vez, las empresas deberán ofrecer condiciones laborales atractivas para reducir la alta rotación y construir equipos sostenibles en el tiempo.
Es crucial recordar que 2024 fue el último año en el que los Millennials dominaron la fuerza laboral. En 2025, la Generación Z representará el 30% de la plantilla, y su presencia solo seguirá creciendo. Las empresas que comprendan sus expectativas y necesidades serán las que mantendrán su competitividad en esta nueva era.
La transformación digital en manufactura no tiene botón de pausa, solo de aceleración. Nos encontramos en un punto de inflexión donde las decisiones que tomemos hoy definirán nuestra relevancia en los años venideros.
Aprovechemos esta oportunidad para liderar el cambio. La recompensa no es solo eficiencia, sino supervivencia en un mercado donde la tecnología y la agilidad marcarán la diferencia entre las empresas que prosperan y las que desaparecen.