En el escenario del comercio internacional, el enfoque hacia China sigue siendo uno de los temas más críticos para Estados Unidos. Tanto Donald J. Trump, candidato republicano, como Kamala Harris, candidata demócrata, han dejado clara su intención de renegociar el Tratado entre México, Estados Unidos y Canadá (T-MEC) en 2026. Luis Cantú, presidente del Consejo Binacional para el Fomento Económico de Reynosa (Cobifer), y socio fundador de LPS International Law Firm, presentó un análisis sobre esta postura, que refleja una fuerte preocupación por los productos chinos que, a través de México, entran al mercado estadounidense, y coloca a México en una posición estratégica crucial.
El T-MEC, firmado en 2020, tiene programada una revisión para 2026, algo esperado dentro de este tipo de tratados. Sin embargo, tanto Trump como Harris han enfatizado que no se limitarán a una revisión superficial. Trump ha sido especialmente claro al anunciar que su objetivo es renegociar el tratado por completo, y Harris ha mostrado su apoyo a una estrategia similar, aunque quizás con un enfoque menos agresivo.
Ambos coinciden en que se deben incluir capítulos específicos en la renegociación, con el fin de imponer tarifas a productos chinos que utilicen a México como intermediario para entrar en Estados Unidos. Esto responde a un temor creciente de que muchas empresas chinas estén trasladando procesos de manufactura a México como una manera de sortear los aranceles impuestos por Washington en su guerra comercial con Pekín.
La guerra comercial entre EE. UU. y China
Cantú compartió que la guerra comercial entre Estados Unidos y China ha escalado desde que Donald Trump la inició durante su primer mandato, con la imposición de aranceles del 100% a ciertos productos chinos, y con planes de incrementarlos hasta el 200%. El objetivo de esta estrategia es reducir lo que Washington percibe como una competencia desleal y una invasión de productos chinos que entran al mercado estadounidense.
Sin embargo, muchos de estos productos continúan ingresando al país a través de terceros, aprovechando huecos en el sistema comercial. México, con acceso preferencial a EE. UU. bajo el T-MEC, ha sido uno de esos puentes clave para las empresas chinas, que realizan transformaciones mínimas a sus productos para cumplir con los requisitos de origen y así evitar los aranceles más altos.
México: ¿socios o trampolín?
La postura de Trump es particularmente directa: cualquier producto chino que entre a EE. UU. a través de México, sin importar el nivel de transformación que haya sufrido, será objeto de las mismas tarifas y restricciones que se imponen a las importaciones directas desde China. Kamala Harris, aunque con un tono menos agresivo, también ha expresado su preocupación por este tipo de prácticas, señalando que es esencial proteger los intereses comerciales de Estados Unidos.
Este enfoque no es nuevo, ya que desde que comenzó la guerra comercial con China, se había anticipado que los productos chinos podrían llegar a EE. UU. por vías indirectas, incluyendo a México. Esto ha puesto a México en una situación delicada, ya que mientras el país sigue siendo un aliado estratégico de Estados Unidos, también se beneficia de inversiones chinas que buscan precisamente aprovechar esta relación comercial preferencial.
Para Luis Cantú, México tiene una oportunidad crucial en 2026 cuando se siente en la mesa de negociaciones junto a Estados Unidos y Canadá para defender sus propios intereses. Es esencial que México envíe a sus mejores negociadores, ya que las decisiones que se tomen en esta renegociación podrían tener un impacto duradero en la economía mexicana.
Las restricciones adicionales que se podrían imponer, especialmente en sectores como el manufacturero y el automotriz, pueden afectar significativamente las exportaciones mexicanas. No obstante, México también tiene derecho a defender sus propios intereses y debe estar preparado para negociar en áreas que sean estratégicas para su crecimiento económico.
El abuso del programa "Minimis"
Otro tema clave que está sobre la mesa es el abuso del programa "Minimis" en Estados Unidos, que permite la entrada de productos cuyo valor es menor a un cierto umbral sin que estos paguen aranceles ni pasen por inspecciones rigurosas. Originalmente diseñado para facilitar las compras en línea, este programa ha sido explotado por empresas para ingresar grandes volúmenes de productos chinos sin pagar impuestos.
Este abuso ha llegado a tal punto que productos ilegales, como fentanilo, han sido introducidos a través de este esquema. Trump y Harris han señalado que la eliminación o reforma de este programa es necesaria para proteger a los consumidores y a la industria nacional. Este cambio podría afectar a México, ya que muchos productos de bajo valor también entran a EE. UU. desde México bajo este programa.
¿Un futuro incierto?
Lo cierto es que con las elecciones presidenciales de 2024 acercándose, el futuro del comercio entre China, México y Estados Unidos parece depender de quién ocupe la Casa Blanca. Aunque el estilo y la agresividad de las políticas comerciales de Trump y Harris pueden variar, ambos candidatos comparten un objetivo común: frenar la entrada de productos chinos, directa o indirectamente, al mercado estadounidense.
Lo que es seguro es que México estará en el centro de esta renegociación. Las decisiones que se tomen en 2026 afectarán no solo las relaciones comerciales entre los tres países, sino también el futuro de la economía global, en un contexto en el que China busca mantener su influencia y Estados Unidos intenta proteger sus intereses comerciales, finalizó Cantú.
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