Durante el primer semestre de 2025, el tipo de cambio del dólar frente al peso mexicano ha mostrado una estabilidad destacada. De acuerdo con datos del Banco de México, la paridad ha oscilado entre los 16.50 y los 17.30 pesos por dólar, ubicándose entre las monedas emergentes con mejor comportamiento en el periodo.
Este desempeño ha sido respaldado por una política monetaria restrictiva, con una tasa objetivo mantenida por arriba del 11%, según los informes de política monetaria del propio banco central. Además, el flujo constante de remesas y un entorno económico favorable en sectores como el turismo, la manufactura y los servicios han contribuido a mantener esta estabilidad.
Condiciones favorables para la industria exportadora
Un tipo de cambio relativamente fuerte permite a las empresas mexicanas importar maquinaria, tecnología e insumos productivos a menor costo, lo que se traduce en una mayor competitividad en el mercado global. Este aspecto ha sido señalado en los análisis de la Balanza Comercial de Mercancías de México, publicada por el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI).
Las industrias intensivas en valor agregado, como la automotriz, electrónica y aeroespacial, han encontrado en este entorno cambiario una oportunidad para modernizar procesos, reducir costos de operación y ampliar su oferta exportable.
Planeación y crecimiento sostenido en exportaciones
La estabilidad del peso también representa una ventaja para la planeación financiera empresarial. Permite a las compañías establecer contratos en divisa extranjera con menor exposición a variaciones abruptas, lo cual resulta clave en la gestión de riesgos en comercio exterior.
Datos del Banco de México muestran que las exportaciones no petroleras crecieron 5.1% en términos interanuales entre enero y abril de 2025. Este crecimiento ha sido impulsado principalmente por el sector manufacturero, que continúa posicionándose como uno de los motores de la economía nacional.
Perspectivas de consolidación exportadora
De mantenerse la estabilidad macroeconómica y la disciplina fiscal, México tiene el potencial de consolidar una etapa de tipo de cambio competitivo que potencie la integración de más empresas a cadenas globales de valor. En particular, el fenómeno del nearshoring y la relocalización de inversiones productivas en América del Norte pueden amplificar el efecto positivo del entorno cambiario actual.
El fortalecimiento del peso, lejos de representar una amenaza, se ha convertido en una herramienta estratégica que mejora la posición internacional de la industria mexicana.