En el contexto de los sistemas eléctricos modernos, mantener un equilibrio instantáneo entre generación y consumo es necesario para garantizar la estabilidad de la red. Óscar García, Head of Growth & Customer Success de Energía Real, destacó que eventos como el reciente apagón masivo en la Península Ibérica evidencian la fragilidad de los sistemas eléctricos actuales.
“Una desconexión súbita de la red interconectada puede desencadenar oscilaciones defrecuencia que derivan en desconexiones automáticas y apagones generalizados, incluso si no hay escasez de generación”.
La resiliencia de un sistema eléctrico no solo depende de la cantidad de energía disponible, sino también de su capacidad para responder a desequilibrios repentinos. En este escenario, el almacenamiento de energía se posiciona como una herramienta clave al permitir absorber excedentes, suplir déficits en tiempo real y estabilizar la frecuencia mediante inercia virtual.
En México, los apagones masivos representan una amenaza crítica para la estabilidad económica y social, afectando industrias estratégicas y la vida cotidiana de millones. García advirtió que estos eventos, provocados por desbalances entre generación y demanda, fallas en la infraestructura o condiciones climáticas extremas, generan pérdidas multimillonarias y deterioran la confianza en el suministro eléctrico. “A medida que el país avanza hacia una mayor electrificación y una economía digital, fortalecer la infraestructura energética es indispensable”.
Las olas de calor que han azotado a México en los últimos años han exacerbado estas vulnerabilidades. Estas condiciones extremas aumentan la demanda de energía, particularmente por el uso de sistemas de climatización, mientras que la infraestructura de transmisión y distribución carece de la modernización necesaria para gestionar estas cargas. Además, las sequías reducen la generación hidroeléctrica, profundizando el desbalance entre oferta y demanda.
Los microcortes, aunque breves, afectan significativamente a la productividad industrial, interrumpiendo procesos sensibles y generando costos adicionales. Ante este panorama,
El directivo señaló que las redes privadas de energía limpia y los sistemas de almacenamiento representan soluciones efectivas. “Al generar y almacenar energía localmente, las empresas pueden garantizar un suministro continuo durante interrupciones en la red pública, asegurando su operatividad y cumpliendo objetivos de sostenibilidad ambiental”.
La implementación de soluciones de almacenamiento no solo fortalece la resiliencia ante contingencias climáticas o técnicas, sino que también optimiza costos operativos y reduce la dependencia de una red nacional vulnerable. “El futuro de la estabilidad eléctrica pasa necesariamente por el almacenamiento de energía como elemento estratégico de la infraestructura moderna”, concluyó.
