Durante las últimas décadas, México ha apostado por una política de apertura comercial que, si bien ha impulsado su sector exportador, no ha sido acompañada por un enfoque industrial que favorezca el desarrollo de sectores estratégicos. El Instituto Mexicano para la Competitividad (IMCO) destacó la importancia de una política industrial coherente que fortalezca las empresas nacionales y aumente su participación en las cadenas globales de valor.
Aunque México es uno de los principales exportadores del mundo, el contenido nacional en las exportaciones se ha mantenido estancado. Según el IMCO, solo el 40.4% de los insumos utilizados en la producción manufacturera de exportaciones son de origen nacional, un crecimiento mínimo respecto al 40.2% de hace 20 años. Este estancamiento refleja la dependencia de insumos intermedios importados, lo que limita la capacidad del país para generar mayor valor agregado.
La necesidad de una política industrial integral
México, la duodécima economía mundial, tiene una oportunidad única de consolidar su posición en el mercado global mediante una política industrial que no solo fomente la manufactura, sino que promueva un desarrollo económico inclusivo. El IMCO propone un enfoque integral que fortalezca el tejido productivo nacional y aborde desafíos clave como la infraestructura, el acceso a financiamiento, la sostenibilidad y el capital humano.
Una política industrial basada en estos pilares podría impulsar la innovación, facilitar la digitalización de los procesos productivos, y mejorar la conectividad logística. Asimismo, el acceso a financiamiento adecuado y la inversión en infraestructura son elementos esenciales para el crecimiento sostenido de las empresas nacionales.
El camino hacia el futuro de la industrialización en México no solo implica fomentar la competitividad, sino también garantizar un desarrollo inclusivo y sostenible que reduzca las disparidades socioeconómicas entre el norte y el sur del país.
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