El PIB de México vale hoy 1.7 billones de dólares y ocupa el puesto 12 a nivel mundial. Creció solamente 1.5% anual en el tercer trimestre de 2024, promediando 1.4% anual durante enero-septiembre. La economía enfrenta una fuerte desaceleración y podría crecer solo 1,3% en este año. El entorno político local es complejo y el PIB podría moderarse hasta 1.0% en 2025. A esto se suma la incertidumbre generada por las medidas que pueda implementar Donald Trump en Estados Unidos. Mientras el consumo sigue creciendo, la inversión reporta una fuerte desaceleración.
De acuerdo con la consultora CIAL, la tendencia a la baja de la inflación se interrumpió momentáneamente en octubre, con un nivel de 4,76% anual (4,58% en septiembre), estimándose que cerrará este año en 4,5%. La inflación está cerca del “techo” de la meta del Banco de México (3.0% +/- un punto). Banxico y el mercado esperan que la inflación siga a la baja. Simultáneamente, la expectativa para el tipo de cambio al cierre de este año es de 19.4 pesos.
Mientras tanto, en septiembre, el Banco de México recortó por tercera vez en este año su tasa de interés, esta vez hasta 10.50%. Al igual que la FED (Reserva Federal de Estados Unidos), Banxico mantendrá su ciclo de recortes para 2025 y 2026, en condiciones en que la inflación desciende y la economía se desacelera. Banxico estará atento al entorno local y externo.
En 2024, el déficit fiscal equivaldría a 5.1% del PIB (5.9% en su versión amplia), su nivel más alto desde el 7.5% de 1988. Las finanzas públicas son uno de los factores de riesgo más importantes de la economía mexicana a mediano plazo. Preliminarmente, el gobierno propone reducirlo hacia el 3,5% en 2025, lo que será muy difícil, ya que los gastos se amplían con los nuevos programas sociales y la economía se desacelera, afectando la recaudación de impuestos.
La deuda pública es el otro factor de riesgo para la economía. En 2025, la deuda sería de casi el 52% del PIB, su nivel más elevado desde 1986 (57,3% del PIB). La ventaja es que la estructura de esta deuda es sana: 76% corresponde a deuda interna y 24% a externa, además que su plazo de vencimiento es muy holgado (casi ocho años).
Las cuentas externas están en orden. El déficit en cuenta corriente es de solo 0,8% del PIB (2024) y se elevará marginalmente en los siguientes años, sin representar riesgo alguno para la Economía. Como complemento, las reservas internacionales se encuentran en máximos históricos y operan como un soporte o liquidez para la economía. Estas reservas equivalen actualmente a más del 12% del PIB.