En los últimos años México se ha consolidado como uno de los destinos más atractivos para la inversión en centros de datos. Impulsado por el nearshoring y la explosión de servicios digitales, el sector crece a doble dígito. Un reporte de DatacenterDynamics señaló al país como el segundo mercado más grande de América Latina en potencia de data centers. La consultora Data Center Market estima que los centros de datos mexicanos consumen cerca de 305 MW de energía, cifra que trepará a 1,492.7 MW en cinco años. Este crecimiento se refleja también en la oferta: actualmente existen 166 centros operativos, y se prevé que se sumen 73 nuevos para 2029.
El tamaño del mercado electrónico también se amplía: valuado en unos 804,000 millones de dólares a fines de 2023, podría superar los 1,300 millones de dólares, mientras la Asociación Mexicana de Data Centers (MEXDC) proyecta captar alrededor de 9,192 millones en inversión directa en los próximos cinco años. En total, hasta ahora se han canalizado más de 10,000 millones de dólares en proyectos de data centers, con 55 instalaciones en operación y otras 22 en construcción.
Estados clave e inversiones destacadas
El Bajío se perfila como epicentro de esta expansión. Querétaro concentra la mitad de la energía instalada en el país; según la MEXDC, alberga el 50 % de la capacidad destinada a data centers. Grandes empresas tecnológicas han anunciado inversiones multimillonarias en la entidad. Por ejemplo, Amazon Web Services comprometió a invertir 5,000 millones de dólares para construir un nuevo centro de datos de alta capacidad en Querétaro. En esta zona también llegó ODATA Data Centers con su mayor proyecto: un campus en el Parque PyME de Querétaro denominado QR03 de 3,000 millones de dólares para hasta 300 MW de potencia TI. Estas inversiones convierten al estado en un hub regional de nube e inteligencia artificial.
Otros estados del Bajío y norte también emergen con fuerza. En Guanajuato, Layer 9 Data Centers inició un proyecto en 2022 de 800 millones de dólares para el mayor campus de la empresa en México: arrancará con 64 MW (llegando a 80 MW finales) y creará más de 2,000 empleos en su primera etapa. Para Michael Ortiz, CEO de Layer 9 México, esta región ofrece “las características necesarias para un proyecto de esta magnitud, como energía, conectividad, materia prima, talento humano y la capacidad del gobierno para apoyarlos”.
Aguascalientes y San Luis Potosí, así como Nuevo León (con proyectos de Microsoft y Google) y Durango (por sus menores costos y fuerza laboral), compiten como polos adicionales gracias a incentivos estatales y suelo barato. Ciudad de México y Estado de México también concentran un 23 % de la capacidad, alimentados por el alto consumo de la megaregión.
Proyectos y empresas involucradas
En el ámbito privado, participan tanto multinacionales tecnológicas como proveedores locales. Gigantes globales ya operan o planean centros en México: además de AWS y Google, destacan Microsoft (que inició operaciones en su región cloud), Alibaba (primera región de nube en México) y telecomunicaciones como Huawei o Telefónica. Asimismo, han incursionado proveedores especializados: KIO Networks, Equinix, Ascenty y ODATA/Aligned, entre otros, afianzando una infraestructura de colocation y servicios de nube local.
Armando Reyna, coordinador de Licenciatura en Inteligencia de Negocios e Innovación en CETYS Universidad, Campus Mexicali, indicó que: “México ya es considerado el segundo hub tecnológico más importante de América Latina y lo respalda la decisión de líderes tecnológicos globales quienes decidieron instalarse”.
No se debe olvidar que aún existen desafíos por resolver, agregó, como la promoción de las carreras profesionales en el análisis de datos, el fortalecimiento de las políticas de sustentabilidad para la creación de los centros y la selección de su ubicación por las afectaciones a su entorno.
“Asimismo se debe considerar la optimización de sus procesos a través de la Inteligencia Artificial, la atracción de talento capacitado para su operación, los posibles inconvenientes en las cadenas de suministro, las dificultades relacionadas con el consumo energético y finalmente las regulaciones y normativas que favorezcan la captación de nuevas inversiones”, finalizó.
Estas inversiones impulsan cadenas de suministro tecnológicas (desde equipos de TI hasta sistemas de refrigeración) y fomentan la llegada de empresas complementarias. El desarrollo industrial y tecnológico de Querétaro, Guanajuato y Aguascalientes se ha fortalecido, generando clústeres de centros de datos que atraen más capital.