Francisco González Díaz, presidente de la INA comparte en entrevista cómo con liderazgo global, visión estratégica y colaboración multisectorial, la industria de autopartes consolida a México como un protagonista clave en la manufactura avanzada.
Con una base laboral que asciende a cerca de 850,000 empleos directos y un impacto indirecto que multiplica esta cifra hasta cinco veces, la industria mexicana de autopartes se consolida no solo como un pilar de la manufactura nacional, sino como el mayor generador de divisas del país. Con una producción superior a 121,000 millones de dólares anuales y una aportación de 108,000 millones en divisas, el sector supera ampliamente a rubros tradicionalmente destacados como las remesas, los energéticos y el turismo.
Francisco González Díaz, presidente de la Industria Nacional de Autopartes (INA), destacó que la fortaleza del sector se mide tanto en su peso interno como en su relevancia internacional: México es hoy el cuarto productor mundial de autopartes, solo detrás de China, Estados Unidos y Japón, y provee el 43% de las compras internacionales de autopartes de EE. UU., más que la suma de Corea, Japón, Alemania, Canadá y China.
Una tormenta gestionada con estrategia
Los recientes cambios en la política comercial de Estados Unidos desataron una serie de desafíos para el sector. Entre los más notorios se cuentan los aranceles relacionados con la iniciativa IEEPA, las tarifas al acero y aluminio, y la Proclamación 10908 que imponía un 25% a las autopartes. Aunque México evitó algunas de las medidas más severas, tres de los cuatro paquetes afectaron directamente al sector.
A pesar del panorama complejo, González Díaz afirma que la situación se ha estabilizado, aunque persisten impactos en componentes esenciales. “Los aranceles como tal ya no aplican directamente a las autopartes, pero sí a materias como acero, aluminio o partes provenientes de terceros países”, explicó.
En este contexto, la INA ha jugado un papel clave como interlocutor entre el sector, el gobierno y socios internacionales. Desde la conformación de mesas de trabajo con la Secretaría de Economía hasta reuniones con asociaciones estadounidenses y mexicanas en Washington, la INA ha coordinado esfuerzos para transmitir al USTR (Oficina del Representante Comercial de EE. UU.) la importancia estratégica de mantener un flujo comercial abierto y equilibrado. Como resultado, por primera vez, asociaciones estadounidenses enviaron cartas dirigidas al gobierno de su país respaldando el papel de México en la cadena automotriz norteamericana.
Cadena de suministro: fortalecimiento desde el interior
Uno de los principales retos es robustecer la cadena nacional de proveeduría. En colaboración con la Secretaría de Economía y el IFC (brazo privado del Banco Mundial), la INA impulsa un programa que busca integrar materias primas, textiles, vinilos y componentes nacionales a los niveles Tier 1 y Tier 2 ya consolidados.
“Este programa no tendrá resultados inmediatos, pero marcará el rumbo”, aseguró González Díaz. La primera fase será presentada en octubre durante el Congreso CIIAM de la INA. El objetivo: construir una industria más integrada, resiliente y competitiva, con menores dependencias externas.
Colaboración y dinamismo territorial
La INA reconoce la importancia de la colaboración en todos los niveles. Su trabajo conjunto con clusters industriales, centros de innovación y gobiernos estatales, incluso en regiones sin clusters formales, busca sinergias para impulsar la competitividad del sector. "Esto es una sinfonía donde cada uno tiene su papel”, enfatizó, destacando la complementariedad de las fortalezas de cada entidad.
Históricamente, estados como Coahuila, Nuevo León, Chihuahua y Guanajuato han liderado la producción de autopartes. Sin embargo, la INA también pone de relieve la relevancia del sector para economías estatales como Zacatecas, Querétaro y Baja California, donde la industria de autopartes representa una porción significativa de su desarrollo productivo.
Para impulsar regiones con menor presencia en el sector, la INA apuesta por el modelo de la triple hélice (Gobierno, Academia y Sector Privado). La disponibilidad de formación técnica especializada, especialmente en áreas como la ingeniería de software embebido, se identifica como un factor crucial para atraer inversión y fomentar el crecimiento regional. “No todos los estados tienen las capacidades técnicas necesarias. Por eso, la formación técnica se convierte en un factor decisivo para el desarrollo regional”, afirmó.
Integración global con visión regional
En el frente internacional, México ha retomado su papel activo en el G7 de Asociaciones de Autopartes, que agrupa a países como Estados Unidos, Canadá, Brasil, Japón, India y naciones europeas. En enero, México será sede de la próxima reunión, donde se buscará impulsar proyectos conjuntos e innovación colaborativa. “Podemos beneficiarnos del avance tecnológico de Japón o Canadá y de la capacidad metalmecánica de India”, concluyó González Díaz, visualizando un futuro de colaboración y crecimiento para la industria automotriz global, con México como un protagonista central.
Ante desafíos como los aranceles, la INA ha demostrado capacidad de gestión, interlocución y visión estratégica, impulsando programas para fortalecer la proveeduría nacional, alianzas con gobiernos y clusters, y una clara apuesta por la innovación tecnológica.
TEMAS RELACIONADOS:
Industria Automotriz