En la economía globalizada, las industrias buscan constantemente formas de seguir siendo competitivas, optimizar costos y ofrecer productos de alta calidad de manera eficiente. La metalurgia es un sector vital dentro del sector manufacturero, particularmente el automotriz, que desempeña un papel importante en la producción de diversos bienes y componentes. Es por ello que, para lograr una ventaja competitiva, hoy diversos sectores están recurriendo a la deslocalización cercana o nearshoring como enfoque estratégico.
México, con su creciente sector metalúrgico, talento de ensamblado y estratégica ubicación geográfica, se ha convertido en un país privilegiado para las operaciones de nearshoring, ofreciendo a la industria automotriz una atractiva propuesta para la subcontratación de piezas metálicas. Es en este sentido, que el aumento del uso de aluminio y acero inoxidable en los vehículos se ha incrementado, especialmente en cuanto a la producción de unidades eléctricas por parte de empresas de todo el mundo.
Lo anterior es ya una realidad, puesto que según la Cámara Nacional de la Industria del Aluminio (Canalum), el sector del aluminio de México tiene un crecimiento gracias a las oportunidades de nearshoring, ya que la producción del sector creció cerca del 15% durante 2022, 18% en 2023 y se espera un 20% para este año.
Por su parte CM Group estima que para 2023 la demanda crezca a un 40% y que para 2050, la industria exija al menos 300 millones de toneladas.
Sin embargo, existe un problema cuando nos referimos a este preciado metal; de acuerdo con el International Aluminium Institute, el aumento del consumo mundial y demanda de aluminio se ha disparado y se espera que alcance un 80% para 2050, dejando a su paso una huella ecológica muy inferior a la necesaria para mitigar el cambio climático, ya que, hoy en día la producción de aluminio representa el 2% de las emisiones generadas por el hombre, con 1.1 millones de toneladas al año, cifra que para el 2050 alcanzará los 1.6 millones de toneladas de CO₂, si es que las principales industrias no encuentran una solución para mantenerse productivos sin aumentar el impacto climático.
Repensar el aluminio
La Asociación Internacional de la Energía ha establecido un presupuesto de 250 millones de toneladas de CO₂ para el sector del aluminio para el año 2050, alcanzar este logro requiere una reducción del 77% de las emisiones en medio de una demanda en rápido crecimiento. La misma fuente revela que la mayor parte, 90% de las emisiones de la industria del aluminio, están asociadas a la producción primaria que satisface el 70% de la demanda mundial.
La industria automotriz es una de las mayores consumidoras de aluminio, representando 23% de la demanda mundial, de acuerdo con el Global Megatrends and Regional and Market Sector Growth Outlook for Aluminium Demand. De hecho, en 2021, las importaciones de aluminio tan solo Estados Unidos - principal país con el que México realiza actividades de nearshoring- alcanzaron un total de 4.49 mil millones de toneladas, mientras que se exportaron 1.76 mil millones de toneladas de chatarra; al maximizar el procesamiento y la recuperación del aluminio a partir de la chatarra tiene el potencial de reducir las importaciones en un 40% y satisfacer más del 10% de la demanda total.
Sin embargo, las innovaciones de electrificación y aligeramiento están impulsando la demanda de aleaciones complejas de alto valor que se ven afectadas por el desajuste entre los paquetes de chatarra, ya que el procesamiento tradicional de estos residuos ha dado lugar a la degradación de material de alto valor que se mezcla con componentes bajo valor, lo que ha llevado a mantener la dependencia del aluminio primario.
Las vías para reducir las emisiones, de acuerdo con el Instituto Internacional del Aluminio, dan prioridad al reciclaje -específicamente, a la clasificación y uso de la chatarra postconsumo recuperada de los productos al final de su vida útil- como un área clave para el desarrollo. El instituto destaca que los avances tecnológicos en la eficiencia de clasificación, aprovechamiento y transformación de este recurso reducen la necesidad de la extracción primaría hasta en un 20%, lo que a su vez mitiga las emisiones en 300 millones de toneladas adicionales de CO₂ al año. De esta manera, mejorar las capacidades de reciclaje no solo beneficia a los objetivos medioambientales, sino que también es un interés de la economía global.
Julio Barrientos, sales manager de TOMRA México, explicó: “La industria del aluminio requiere un cambio drástico para satisfacer la creciente demanda y reducir significativamente las emisiones asociadas a la producción. El sector automotriz pone de relieve este cambio, ya que, ante el uso de aluminio para iniciativas de aligeramiento y electrificación en aumento, se requiere de mejores tecnologías de clasificación que recuperen el material de alto valor de los diferentes componentes que se encuentra en los residuos metálicos”.
Nearshoring y el reciclaje de aluminio
De acuerdo con el Observatorio de Complejidad Económica (OEC), en 2022, México exportó 787 millones en aluminio de chatarra, convirtiéndolo en el exportador número 7 a nivel mundial; durante ese mismo año, este material ocupó el número 101 en la lista de los productos más exportado en con principal destino a: Estados Unidos (435 millones), Brasil (203 millones), Grecia (42,3 millones), Corea del Sur (18 millones) e India (14 millones).
El nearshoring, al ser una estrategia para externalizar la producción o los servicios a países cercanos, ofrece una potencial ventaja para aumentar el uso de aluminio reciclado dentro de la industria automotriz.
“El nearshoring puede permitir una mejor alineación con los principios de una economía circular mediante la promoción de una mejor gestión de los recursos que comienza con la capacidad de abastecerse de materiales de alta calidad a nivel local, ayudando a las empresas a reducir el impacto ambiental asociado con la extracción y el transporte de materias primas, lo que a su vez permite establecer procesos de producción más sostenibles, permitiendo a la industria crear un amplio sistema de circuito cerrado -en el que los materiales se reutilizan, reciclan o reutilizan dentro de los propios parámetros del nearshoring- para una utilización óptima de los recursos”, concluyó Barrientos.
El nearshoring es un enfoque equilibrado de la cadena de suministro mundial que toma en cuenta tanto los imperativos económicos como los medioambientales, ya que, ofrece beneficios económicos como la reducción de los plazos de entrega, la mejora de la flexibilidad y la mitigación de riesgos, al mismo tiempo que impulsa los esfuerzos medioambientales posibilitando los ciclos de sostenibilidad y la resiliencia de la cadena de suministro.