La actual economía lineal, donde los productos se fabrican, utilizan y desechan sin un enfoque sustentable, ha generado preocupaciones crecientes sobre el cambio climático, el desperdicio de recursos y la contaminación ambiental. En este contexto, el diseño ha emergido como un factor crucial para habilitar la circularidad en la industria, un aspecto que a menudo ha sido pasado por alto.
El diseño de productos tiene un impacto significativo en su ciclo de vida, desde la selección de materiales hasta su reciclabilidad y vida útil. “La fase de diseño determina gran parte del impacto ambiental de un producto: desde la elección de materiales, hasta la reparabilidad; desde una vida útil prolongada, hasta la reciclabilidad”, señaló Christopher Stillings, director de Color y Diseño en la unidad de negocio de Plásticos de Ingeniería en Covestro. Esta visión resalta la importancia de un enfoque estratégico en el diseño para avanzar hacia la circularidad.
El cambio hacia una economía circular también ha sido impulsado por regulaciones más estrictas, como las implementadas por la Unión Europea, que buscan hacer los productos más reutilizables y reciclables. En paralelo, otras regiones están discutiendo regulaciones similares, como el Departamento de Energía de Estados Unidos con su “Estrategia para la Innovación en Plásticos”, que incluye el concepto de reciclabilidad por diseño.
Frente a estos desafíos y oportunidades, diversas soluciones han comenzado a implementarse en la industria. Entre ellas, la desmaterialización mediante herramientas digitales, el diseño modular para facilitar el desmontaje y reciclaje, y el uso de materias primas con baja huella de emisiones son algunas de las estrategias que buscan transformar el modelo actual.
Estas iniciativas no son nuevas para la industria automotriz y de construcción, que ha explorado durante décadas el uso de materiales plásticos de alto rendimiento en productos con vida útil prolongada. Un ejemplo histórico es el K67, un automóvil fabricado en su totalidad con plásticos para la feria K de 1967, que demostró el potencial del poliuretano en aplicaciones automotrices.
Con el impulso global hacia la circularidad, el enfoque en el diseño se posiciona como un elemento clave para reconfigurar las cadenas de valor y reducir el impacto ambiental en sectores como la automoción y la construcción.
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