Cuando hablamos de biodiversidad, a menudo pensamos en bosques, océanos o especies en peligro. Pero hay un ecosistema silencioso, que suele pasar desapercibido: el suelo. En él se produce el 95% de los alimentos que consumimos y, alberga al 59% de todas las especies del planeta. A pesar de su importancia, es uno de los entornos más degradados del mundo.
Este desafío se vuelve aún más urgente en países como México, reconocido como uno de los 17 países megadiversos del mundo, pero con una alarmante pérdida de su riqueza natural. Las estimaciones más recientes advierten que el país ha perdido alrededor del 50% de sus ecosistemas originales.
Las causas son múltiples, pero destacan la expansión industrial, el uso descontrolado del suelo y la gestión inadecuada de residuos, factores que han dejado huellas profundas en suelos, acuíferos y ecosistemas estratégicos. Esta degradación no solo compromete la biodiversidad, sino también la salud de la población y el desarrollo económico de muchas comunidades.

Remediación, solución y compromiso con la sostenibilidad
Frente al desafío de la contaminación ambiental, la remediación se posiciona como una estrategia viable y necesaria. Este proceso integral abarca desde la identificación y caracterización de contaminantes hasta la restauración activa del sitio. Consciente de esta necesidad, Veolia México —líder global en soluciones ambientales— asumió un rol activo, al combinar innovación tecnológica y compromiso con la sostenibilidad bajo una visión clara: mitigar el impacto del pasado y regenerar el futuro.
Para lograr este objetivo, la empresa integra herramientas de geofísica avanzada que están revolucionando la forma de diagnosticar y restaurar sitios contaminados. En su Centro de Tratamiento y Disposición Final en Mina, Nuevo León, implementan tecnología de vanguardia que incluye drones equipados con fotogrametría, sonar de barrido lateral y georadar. Estos sistemas permiten escanear el subsuelo con alta precisión, revelar afectaciones no visibles como filtraciones, cuerpos de agua subterránea o estructuras enterradas que podrían representar riesgos ambientales.

Eficiencia operativa, reducción de costos y minimización de riesgos
Entre sus casos de éxito destacan los proyectos realizados con una cementera y una minera. En ambos casos, se aplicaron técnicas de geofísica avanzada para abordar la contaminación por hidrocarburos y metales pesados. Mediante esta tecnología, se logró determinar con precisión las áreas contaminadas, realizar una caracterización detallada del sitio y efectuar muestreos de suelo, lo que permitió desarrollar propuestas de remediación específicas y efectivas.
Gracias a esta tecnología, las decisiones se vuelven más rápidas y acertadas. Pero su impacto va más allá del diagnóstico: mejora la eficiencia operativa, reduce costos para las empresas y minimiza los riesgos para las comunidades y los ecosistemas cercanos.
La contaminación del suelo no solo representa una amenaza ambiental; también implica riesgos legales, financieros y reputacionales. Por eso, brindan un acompañamiento integral en cada fase del proceso: desde los estudios preliminares y la identificación de focos de contaminación, hasta la evaluación de riesgos y la selección de las soluciones más adecuadas, según el tipo de terreno, contaminante y nivel de afectación.
Alternativas sostenibles e innovadoras
Cada caso requiere un enfoque específico. En algunos sitios, se aplican tratamientos in situ como la inyección de aire, el uso de reactivos químicos o la extracción simultánea de contaminantes en agua y suelo. En otros, se utilizan procesos como la estabilización o la desorción térmica, que inmovilizan o eliminan compuestos peligrosos. Cuando es necesario, el suelo contaminado se retira y se traslada a centros especializados para su tratamiento seguro bajo estrictos protocolos ambientales.
Veolia está apostando por alternativas más sostenibles, como la fitorremediación, que utiliza especies vegetales para absorber o degradar contaminantes del suelo de forma natural, económica y respetuosa con el entorno.

Este enfoque, que combina ciencia, tecnología y compromiso ambiental, no solo permite cumplir con normativas ambientales locales e internacionales. También protege la salud de las comunidades, y contribuye activamente al cumplimiento de los Objetivos de Desarrollo Sostenible —especialmente los relacionados con agua limpia (ODS 6), acción climática (ODS 13) y vida terrestre (ODS 15).
En tiempos donde las principales amenazas al equilibrio ambiental provienen de nuestras propias acciones, restaurar lo dañado y proteger lo que viene no es una declaración aspiracional: es una hoja de ruta para la resiliencia, la competitividad y la regeneración del entorno.
La regeneración ambiental no es solo una responsabilidad corporativa, es una inversión estratégica. Las empresas que actúen ahora no solo protegerán su futuro operativo, sino que se posicionarán como líderes en la nueva economía regenerativa. El momento de actuar es ahora, cuando aún podemos transformar el daño en oportunidad.
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