En una época de creciente interconexión económica, las infraestructuras de transporte son esenciales en el desarrollo regional, especialmente las autopistas, ya que facilitan el tránsito de personas y productos, además de que actúan como catalizadores clave para el crecimiento económico.
En México, el transporte de carga terrestre representa el 81% de la carga movilizada y traslada el 56% del total de toneladas del país, constituyendo el 3.5% del Producto Interno Bruto (PIB) nacional, de acuerdo con GIZ.
En este sentido, la Cámara Nacional del autotransporte de Carga (CANACAR) ha considerado que es importante reconocer que la construcción, operación y conservación de estas vías ya que no solo crean una diversidad de empleos directos e indirectos, sino que también estimulan la actividad en sectores como el comercio, la logística, el turismo y los servicios.
Para el organismo, el contar con una infraestructura vial bien desarrollada y en óptimas condiciones es crucial para atraer y retener inversionistas, ya que mejora la conectividad y optimiza la logística, reduciendo los costos operativos y los riesgos asociados. Lo que facilita la expansión de nuevas oportunidades económicas, fomenta el crecimiento regional y aumenta la viabilidad de los proyectos empresariales.
El fenómeno del nearshoring ha cobrado una relevancia significativa en México, ya que las empresas multinacionales han buscado optimizar sus cadenas de suministro y reducir costos comenzando a trasladar sus operaciones más cerca de los Estados Unidos, impulsado una mayor demanda de infraestructura moderna y eficiente en regiones estratégicas.
El impacto positivo se refleja en las estadísticas proporcionadas por la Secretaría de Economía, que indican que la Inversión Extranjera Directa (IED) en México alcanzó un nuevo máximo histórico durante el segundo trimestre de 2024. En ese periodo, se registró un total de 31,096 millones de dólares (mdd), lo que representa un incremento del 7% en comparación con el mismo trimestre del año anterior.
En este contexto, la CANACAR manifestó que la Autopista Monterrey-Saltillo ha jugado un papel crucial en la conectividad entre las ciudades de Monterrey, uno de los principales centros económicos en el norte de México, y Saltillo, un hub industrial en expansión, facilitado el establecimiento de nuevos centros de distribución y plantas de manufactura en la región.