Técnicas que favorecen el liderazgo en una empresa familiar

Tamaulipas
Alejandro Endoqui Encampira.
Noviembre 2020
Alejandro Endoqui Encampira, especialista en dirección de talento
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En México más del 97.3% de las organizaciones son Mipymes, según datos del Inegi 2019. Por lo que podemos decir que son dirigidas por la unidad económica llamada "familia", cuyos directivos en su gran mayoría emprendieron actividades sin contar con alguna formación académica y ejecutando la famosa práctica de "prueba y error". Dicha práctica les generó con el paso de los años confianza y seguridad en la toma de decisiones, permitiendo así la supervivencia en el mercado.

Pero ¿qué pasa cuando integrantes de la familia o personas externas a ésta se involucran en la gestión con ideales diferentes? He tenido la oportunidad de trabajar en empresas familiares que van desde la típica tiendita de la esquina, comedores, comercializadoras; incluso en empresas con alto renombre a nivel nacional. Todas ellas dirigidas por una sola persona, es decir, el dueño, quien se apoya en la colaboración de otras personas directas (esposa e hijos) o incluso personal externo a la familia (directores o gerentes, dependiendo de la dimensión de la empresa) pero sin transferir la totalidad de las decisiones; quien a pesar de haber cedido autoridad y responsabilidades a su equipo de trabajo, continúa negociando con proveedores, trata con clientes y supervisa actividades de la rueda operativa al considerar que los males presentes se deben a la falta de interés de las personas a cargo.

A mi parecer todo ello trae consigo desinterés en su equipo de trabajo y permanencia en su zona de confort, ya que no logran visualizar una oportunidad de crecimiento dentro de esta por la limitación de sus decisiones y negación de nuevas prácticas que mejoren y otorguen innovación al bien o servicio además de una diferenciación dentro del sector al que pertenecen.

Hay una frase del presidente y director general de Grupo Bimbo, Daniel Servitje: "La empresa será lo que sea su gente, y la gente lo que sean sus líderes". Hay empresas que van por los años trabajando y alcanzando metas sin sentir pasión y orgullo por lo que hacen. Es decir, son sólo un ente económico que genera riqueza y otorga bienestar a sus trabajadores, pero cuando la empresa y sus directivos se preocupan por las personas, promueven la participación y apertura del cambio logran la unificación del objetivo común sobre el personal.

TRES PRÁCTICAS PARA UNIR OBJETIVOS
Hay tres tácticas que pueden apoyar a la unificación del objetivo común y que deben quedar grabadas en los colaboradores para realizar con eficacia sus actividades, además de ser un ejemplo para los nuevos integrantes.

El primero, es el respeto al negocio el cual se refiere a tener claro quiénes somos, qué ofrecemos y bajo qué valores nos regimos.
El segundo, estrategia de negocio, que es la capacidad de planear, organizar y dirigir los cursos de acción para hacer frente a los problemas que impidan el crecimiento y desarrollo del bien o servicio.

Y por último transcendencia, es decir, formar colaboradores y equipos de trabajo con espíritu de logro con base en valores y perseverancia en su persona y familia, además de generar innovación en su puesto de trabajo y en la organización. Estas tres tácticas han forjado en mí ese sentido de pertenencia, trabajo en equipo y apoyo.

El liderazgo no se impone, se obtiene a través de nuestra sencillez, humanismo y desenvolvimiento de nosotros hacia las personas en nuestra actividad diaria, lo cual genera reconocimiento y aceptación de los demás sin importar el puesto que tengamos. Si logramos ese equilibrio, podremos contrarrestar la diferencia de intereses que tengan las personas sin importar edad y años de experiencia.