Font size:
Imprimir
Imagínate en el futuro, digamos en unos 10 años: Te levantaste como todas las mañanas y estás dispuesto a ir a trabajar, te subes al auto y le pides que te lleve a tu centro de trabajo, además, que reserve un restaurante para la cena y programe una cita para una junta de negocios, mientras te recuestas y consultas redes sociales en tu Smartphone… Y todo esto sin tener que usar las manos para programarlo.
Suena sorprendente ¿cierto? Pues así será la movilidad en algunos años: vehículos conectados, movidos eléctricamente y manejados de manera autónoma.
En 130 años de historia en la industria automotriz, hemos estado experimentando una de las revoluciones más importantes; la forma en como usamos el vehículo, el cómo interactuamos con él y cómo se construyen bajo el estandarte de tecnología e innovación, definitivamente está cambiando.
La movilidad es una de las necesidades humanas más importantes y un ecosistema de movilidad saludable es la fuerza impulsora detrás de la sociedad, la economía y el mundo entero, por eso es necesario que la industria tenga en cuenta este cambio radical de paradigmas, bajo la premisa de que el futuro del automóvil contempla los siguientes enfoques fundamentales:
• Todos los autos nuevos estarán conectados a la red.
• Deberán dictarse nuevas leyes y regulaciones para la seguridad y la privacidad.
• Más y más vehículos pertenecerán al reino del software que al de hardware.
• El internet de las cosas estará cada vez más presente en los vehículos personales.
• Los servicios digitales y los nuevos modelos de negocios concernientes a la conectividad estarán creciendo.
• La movilidad se visualizará como un servicio y menos como propiedad de un vehículo.
A partir de lo anterior, surgen las preguntas: ¿La industria automotriz mexicana se encuentra preparada para esta revolución?, ¿Somos capaces -como país- de ser un lugar netamente manufacturero para transformarnos en un proveedor de tecnologías? ¿Nuestra mano de obra, servicios, líderes y dirigentes, estamos listos para pasar de una industria de “autos” a una industria capaz de proveer soluciones sustentables, seguras y rentables de movilidad?
Para mí la respuesta es sí y un ejemplo es Continental, desde hoy estamos trabajando en la movilidad del futuro. En casi 150 años de historia, hemos evolucionado de una empresa de caucho y fabricantes de llantas, a ser una empresa de tecnología.
¡México es pieza clave para ello! Con más de 26,000 empleados en el país (casi 2,000 enfocados exclusivamente a temas de investigación y desarrollo), es el país con más empleados fuera de nuestro lugar de origen: Alemania; esto habla de cómo damos forma al futuro desde México.
Por eso invito a las OEMs, Tier 1,2 y 3 y demás proveedurías del país, a que todos en conjunto adoptemos este cambio; el futuro está aquí y es hoy, la industria automotriz en México ha sido -en los últimos años- una pieza clave para la economía nacional y si queremos seguir siendo parte importante de esta industria en constante transformación, tenemos que estar preparados para seguir construyendo el futuro de la movilidad desde nuestras trincheras.
Suena sorprendente ¿cierto? Pues así será la movilidad en algunos años: vehículos conectados, movidos eléctricamente y manejados de manera autónoma.
En 130 años de historia en la industria automotriz, hemos estado experimentando una de las revoluciones más importantes; la forma en como usamos el vehículo, el cómo interactuamos con él y cómo se construyen bajo el estandarte de tecnología e innovación, definitivamente está cambiando.
La movilidad es una de las necesidades humanas más importantes y un ecosistema de movilidad saludable es la fuerza impulsora detrás de la sociedad, la economía y el mundo entero, por eso es necesario que la industria tenga en cuenta este cambio radical de paradigmas, bajo la premisa de que el futuro del automóvil contempla los siguientes enfoques fundamentales:
• Todos los autos nuevos estarán conectados a la red.
• Deberán dictarse nuevas leyes y regulaciones para la seguridad y la privacidad.
• Más y más vehículos pertenecerán al reino del software que al de hardware.
• El internet de las cosas estará cada vez más presente en los vehículos personales.
• Los servicios digitales y los nuevos modelos de negocios concernientes a la conectividad estarán creciendo.
• La movilidad se visualizará como un servicio y menos como propiedad de un vehículo.
A partir de lo anterior, surgen las preguntas: ¿La industria automotriz mexicana se encuentra preparada para esta revolución?, ¿Somos capaces -como país- de ser un lugar netamente manufacturero para transformarnos en un proveedor de tecnologías? ¿Nuestra mano de obra, servicios, líderes y dirigentes, estamos listos para pasar de una industria de “autos” a una industria capaz de proveer soluciones sustentables, seguras y rentables de movilidad?
Para mí la respuesta es sí y un ejemplo es Continental, desde hoy estamos trabajando en la movilidad del futuro. En casi 150 años de historia, hemos evolucionado de una empresa de caucho y fabricantes de llantas, a ser una empresa de tecnología.
¡México es pieza clave para ello! Con más de 26,000 empleados en el país (casi 2,000 enfocados exclusivamente a temas de investigación y desarrollo), es el país con más empleados fuera de nuestro lugar de origen: Alemania; esto habla de cómo damos forma al futuro desde México.
Por eso invito a las OEMs, Tier 1,2 y 3 y demás proveedurías del país, a que todos en conjunto adoptemos este cambio; el futuro está aquí y es hoy, la industria automotriz en México ha sido -en los últimos años- una pieza clave para la economía nacional y si queremos seguir siendo parte importante de esta industria en constante transformación, tenemos que estar preparados para seguir construyendo el futuro de la movilidad desde nuestras trincheras.