Durante 2020, se calcuraron emisiones por cerca de 804 millones de toneladas de bióxido de carbono equivalente (MtCO2e), lo cual representa alrededor del 1.3% de las emisiones globales de gases de efecto invernadero (Reporte de emisiones de BBVV, 2020). Lo anterior contribuyó al aumento en casi de 1.2 grados centígrados en el mundo (La Vanguardia, 2021), lo que acelera los eventos por sequía extrema; en México, es evidente para las entidades de Coahuila, Chihuahua, Nuevo León y Tamaulipas (Monitor Sequías Conagua, 2022).
Actualmente, en Nuevo León se mantiene una situación delicada con respecto al suministro del agua y se debe a que la capacidad de almacenamiento de las presas, como Cerro Prieto, mantienen valores cercanos del 9.88%; asimismo, en la Presa la Boca se estiman valores de capacidad del 25.28%, y para el caso de la Presa el Cuchillo se informa un valor de 53.98 por ciento.
Derivado de la situación, se aplicó en la entidad el Plan Agua para Todos, estimando horarios para su abastecimiento en sus distintas zonas conurbadas (Expansión, 2022).
Sin embargo, dentro de los retos que implican —tanto del cambio climático y, particularmente, de los eventos de sequías extremas en México—, existen áreas de oportunidad razonables para implementar soluciones viables, precisamente en las entidades que más lo padecen.
Uno de los aspectos dentro de la gestión del recurso hídrico se debe al proceso de potabilización del agua por osmosis inversa. Y es que tan solo en México se tiene registro de 380 plantas operativas, siendo los estados de Coahuila y Zacatecas las que más plantas mantienen, con 118 y 112 respectivamente. Nuevo León mantiene un registro de dos plantas de este tipo, mismas que se ubican en los Municipios de China y Dr. Arrollo (Inventario Nacional de Plantas Municipales de Potabilización y de Tratamiento de Aguas Residuales en Operación, Conagua 2020).
Cabe resaltar que el proceso de osmosis inversa es una actividad que ya fue considerada durante el año 2014 entre los exgobernadores de Sonora (Guillermo Padrés, México) y Arizona (Jan Brewer, Estados Unidos), mediante un acuerdo para evaluar la viabilidad de construir una planta desalinizadora binacional en el Golfo de California, a través de la Comisión Internacional de Límites y Aguas (El Imparcial, 2014).
Por tanto, la gestión del agua refiere la oportunidad para implementar proyectos por osmosis inversa, enfocando esfuerzos sobre la viabilidad que subyace en nuestros mares, lo que nos permitiría innovar no solamente en tecnología, sino en esquemas de política pública que flexibilicen la inversión privada en las zonas de sequía extrema mediante el abastecimiento del vital líquido. Esto, sin duda, presentaría los inicios de una nueva etapa en la sostenibilidad hídrica de México.