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La aplicación de las tecnologías de la información (TI) en los procesos de manufactura, así como en la identificación o surgimiento de nuevos mercados, es un escenario cada vez más común; por ello, la correcta y oportuna administración de la información es una herramienta clave en la toma de decisiones, ya que el conocimiento referente a los impactos fiscales que se generen siempre será una ventaja para la planeación de negocios a corto, mediano y largo plazos.
Nos encontramos en medio de una constante trasformación tecnológica. En menos de 30 años hemos pasado de utilizar computadoras de escritorio a tener teléfonos inteligentes, con sofisticadas capacidades de cómputo, dentro de nuestros bolsillos. De igual forma, gracias al internet, las barreras que existían entre países debido a las distancias se han reducido; todo esto, en conjunto, ha originado lo que hoy conocemos como “la era digital.” Esta nueva etapa, fuertemente impulsada por la tecnología, ha tenido un impacto en todos los aspectos de nuestras vidas, tanto a nivel personal como profesional. Aunque pareciera que hemos recorrido el camino a paso acelerado, la era digital recién comenzó.
La inevitable realidad en el mundo de los negocios, es que éste se encuentra en ininterrumpida evolución. El motor principal de estos cambios se puede encontrar en la continua búsqueda por adquirir una ventaja competitiva. La empresa que es capaz de proporcionar las soluciones más eficientes a las necesidades de sus clientes, es la que se encontrará capturando el mercado.
La búsqueda de eficiencia se ha convertido en una carrera por transferir actividades transaccionales a máquinas que pueden realizarlas de manera rápida y con un mínimo de errores, liberando el tiempo de las personas, para que se puedan enfocar en actividades de índole estratégica; aprovechando la creatividad humana para mejorar los negocios, en vez de ocuparlos en actividades repetitivas.
Actualmente estamos frente a la cuarta revolución industrial, la era digital que ha traído consigo una nueva forma de hacer negocios por medio de la automatización y el intercambio de datos, donde los sistemas y los humanos colaboran para alcanzar un resultado en común. La automatización robótica de procesos (RPA, por sus siglas en inglés) permitirá a las empresas realizar tareas repetitivas, que requieren precisión, con una exactitud del 100%; asimismo, posibilitará la estandarización y la optimización de procesos, reduciendo el tiempo de entrega en más de una tercera parte, con el beneficio adicional de una mejora en calidad.
En consecuencia, las organizaciones deberán modificar los roles actuales e implementar algunos nuevos, para que se adapten a las necesidades de las tecnologías actuales.
Es necesario estar preparados para las nuevas tecnologías; la automatización cognitiva y la inteligencia artificial están a pocos años de ser parte de la vida cotidiana de los negocios. En distintas medidas, estas dos tecnologías tendrán capacidades cognitivas similares a las de un humano; la inteligencia artificial, además, tendrá la capacidad de aprender, predecir y tener una mejora continua.
Las empresas deben estar abiertas al cambio; la innovación no se da en ambientes cerrados y quien no se actualiza, se queda atrás. La capacidad de adaptación de las organizaciones juega un papel fundamental en su competitividad y su estabilidad. Los mayores beneficios vendrán para aquellas organizaciones que puedan adaptar su infraestructura no solo tecnológica, sino también humana.
MÁS INFORMACIÓN:
Enrique Cordero
Socio de Impuestos y Servicios Legales de Deloitte
www.deloitte.com/mx
Nos encontramos en medio de una constante trasformación tecnológica. En menos de 30 años hemos pasado de utilizar computadoras de escritorio a tener teléfonos inteligentes, con sofisticadas capacidades de cómputo, dentro de nuestros bolsillos. De igual forma, gracias al internet, las barreras que existían entre países debido a las distancias se han reducido; todo esto, en conjunto, ha originado lo que hoy conocemos como “la era digital.” Esta nueva etapa, fuertemente impulsada por la tecnología, ha tenido un impacto en todos los aspectos de nuestras vidas, tanto a nivel personal como profesional. Aunque pareciera que hemos recorrido el camino a paso acelerado, la era digital recién comenzó.
La inevitable realidad en el mundo de los negocios, es que éste se encuentra en ininterrumpida evolución. El motor principal de estos cambios se puede encontrar en la continua búsqueda por adquirir una ventaja competitiva. La empresa que es capaz de proporcionar las soluciones más eficientes a las necesidades de sus clientes, es la que se encontrará capturando el mercado.
La búsqueda de eficiencia se ha convertido en una carrera por transferir actividades transaccionales a máquinas que pueden realizarlas de manera rápida y con un mínimo de errores, liberando el tiempo de las personas, para que se puedan enfocar en actividades de índole estratégica; aprovechando la creatividad humana para mejorar los negocios, en vez de ocuparlos en actividades repetitivas.
Actualmente estamos frente a la cuarta revolución industrial, la era digital que ha traído consigo una nueva forma de hacer negocios por medio de la automatización y el intercambio de datos, donde los sistemas y los humanos colaboran para alcanzar un resultado en común. La automatización robótica de procesos (RPA, por sus siglas en inglés) permitirá a las empresas realizar tareas repetitivas, que requieren precisión, con una exactitud del 100%; asimismo, posibilitará la estandarización y la optimización de procesos, reduciendo el tiempo de entrega en más de una tercera parte, con el beneficio adicional de una mejora en calidad.
En consecuencia, las organizaciones deberán modificar los roles actuales e implementar algunos nuevos, para que se adapten a las necesidades de las tecnologías actuales.
Es necesario estar preparados para las nuevas tecnologías; la automatización cognitiva y la inteligencia artificial están a pocos años de ser parte de la vida cotidiana de los negocios. En distintas medidas, estas dos tecnologías tendrán capacidades cognitivas similares a las de un humano; la inteligencia artificial, además, tendrá la capacidad de aprender, predecir y tener una mejora continua.
Las empresas deben estar abiertas al cambio; la innovación no se da en ambientes cerrados y quien no se actualiza, se queda atrás. La capacidad de adaptación de las organizaciones juega un papel fundamental en su competitividad y su estabilidad. Los mayores beneficios vendrán para aquellas organizaciones que puedan adaptar su infraestructura no solo tecnológica, sino también humana.
MÁS INFORMACIÓN:
Enrique Cordero
Socio de Impuestos y Servicios Legales de Deloitte
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