El mundo empresarial está experimentando cambios nunca vistos que se están llevando a cabo rápidamente y resultan difíciles de asimilar. Una de las razones es la situación de contingencia actual que ha impulsado a las empresas a tener creatividad para permanecer y sobrevivir en el mercado operativa y competitivamente. Otro catalizador es el grado de desarrollo de la tecnología y que, debido a ello, los cambios que se esperaba que fueran paulatinos y aparecieran en uno o dos años, de repente surgieron y se implementaron en cuestión de pocos meses.
También, para las empresas ha surgido la necesidad de operar en forma remota para adaptarse a la movilidad, rapidez y presencia virtual que el mundo está demandando, lo que ha hecho que surjan sistemas y plataformas tecnológicas que ahora requieren de personas con talentos digitales que las operen y maximicen su aprovechamiento.
De ahí se deriva otro elemento más que es el relativo a la seguridad de esos sistemas, las empresas deben fortalecer sus murallas protectoras frente a ataques que pongan en riesgo la información que manejan, el acceso a sus archivos y una afectación a sus propios sistemas informáticos, con lo cual, se hace indispensable tener gente experta que cuente con los conocimientos necesarios para levantar esas fortalezas virtuales.
Pero no solo se trata de proteger los activos propios, que en sí misma ya es una tarea que requiere un conocimiento de alto nivel tecnológico y una inversión en sistemas y procesos. La ciberseguridad es un tema que implica no solamente proteger a la empresa que proporciona los servicios, además, debe dar seguridad a sus usuarios, brindándoles la tranquilidad que necesitan para saber que no serán afectados en las operaciones que realizan.
Este último punto no es tan sencillo como parece, ya que en caso de que los clientes de una empresa resulten afectados, adicionalmente a las posibles indemnizaciones, se vendrá un tema de impacto negativo en la marca o imagen de la empresa cuyos costos podrían ser muy grandes y difíciles de medir.
Si a esto sumamos las innumerables y nuevas formas y tendencias que hay en el mundo, tales como: telemedicina, billeteras digitales, criptomonedas, robótica, e-commerce, aplicaciones móviles, nuevas plataformas de redes sociales, fintechs, big data, almacenamiento en la nube, realidad virtual y aumentada, sistemas de comunicación digitales, blockchain, nanotecnología, el internet de las cosas, inteligencia artificial, redes 5G, etcétera y más etcétera, podremos ver que la transformación digital es una realidad que abarca un enorme número de aspectos que es casi imposible de medir.
Y es que la transformación digital está presente en absolutamente todas las industrias en mayor o menor medida: la banca, las empresas de servicios, compañías de retail, la industria restaurantera, la industria médica, el comercio, etc.
En el estudio “Revolución de Habilidades: de consumidores de talento a constructores de talento”, elaborado por ManpowerGroup, se establece que la digitalización no está reservada de ninguna manera, solo para la manufactura o trabajos de fábrica. En el mismo estudio se advierte que la digitalización y el crecimiento del trabajo calificado traerá oportunidades, siempre y cuando las organizaciones y los individuos estén listos.
Todo lo anterior hace necesario que las presentes generaciones y las venideras se preparen con habilidades y conocimientos para dominar los diversos y amplios espectros de la informática y los sistemas. Ya no es más aquello con lo que muchos crecimos y que a la hora de contestar: “¿Qué estudias?” se solía contestar en forma genérica: “Computación”.
Ahora se requiere de talento que estudie carreras donde se abarquen áreas como business transformation, cybersecurity, cloud & infrastructure, enterprise application y digital workplace. ¿Suena complicado? Posiblemente, pero para las nuevas generaciones que ahora están decidiendo la carrera que van a estudiar será algo completamente normal porque ya están creciendo envueltos en esta forma de ver y hacer las cosas.
Lo importante es saber y aceptar que esta transformación digital es parte de la nueva realidad de la cual estamos siendo testigos gracias al avance de la tecnología y que sin duda alguna marca el desarrollo de la 4.ª Revolución Industrial que el mundo ha vivido en su historia.
Solo resta decir que está en nosotros el resistirnos a las nuevas tecnologías que está trayendo esta apabullante transformación digital o decidir ser privilegiados partícipes de esta realidad que, queramos o no, impacta nuestras propias vidas.
