Biotecnología: la revolución a la que nos negamos

Guanajuato
Belém Rangel y Karla Santacruz.
Noviembre 2020
Belém Rangel de BioLaunch
Karla Santacruz de BioLaunch
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Algo bueno que nos ha traído la pandemia es poner a la Biotecnología en boca de todos, ya que ha sido la principal vía de apoyo en la búsqueda de la vacuna contra el SARS-CoV-2. A pesar de ser una tecnología que ha estado con nosotros desde el principio de los tiempos, no todo el mundo ha oído hablar de ella y aún son pocos los que entienden el “¿qué?” y el “¿cómo?” de esta fascinante ciencia.

Podemos definirla como el conjunto de técnicas y conocimientos que nos permiten manipular sistemas biológicos o sus derivados en pro de la obtención de una amplia variedad de servicios, productos o procesos; se caracteriza por ser un campo que trabaja a nivel microscópico. Es así que, durante décadas, la biotecnología ha crecido y desarrollado conocimientos que creíamos propios de la ciencia ficción, como el hecho de que hoy en día podamos consumir carne proveniente de laboratorio y no de ganado.

En el Bajío hace tiempo que en el sector se ven reflejadas actividades económicas primarias, tales como la agricultura, la cual representa un importante crecimiento económico en la región. Es aquí donde la biotecnología tiene un papel fundamental en la generación de soluciones relacionadas con los problemas productivos y de conservación; modificando los cultivos para darles mayor resistencia a plagas, sequías o incluso hacerlos más nutritivos. Y pese a que esta práctica es ampliamente criticada y erróneamente atacada, en un futuro puede ser lo único que salve la agricultura.

En Guanajuato tenemos la fortuna de contar con dos grandes pilares de la investigación y desarrollo biotecnológico, como lo son: el Laboratorio Nacional de Genómica para la Biodiversidad (LANGEBIO), con reconocimiento a nivel mundial en el ámbito de secuenciación, y el Parque de Innovación Agrobioteg, cuya misión desde 2012 es incrementar la economía de la región del Bajío a través de la promoción de una cultura de innovación.

Cercanas a estas dos entidades encontramos centros educativos que ofertan carreras en biotecnología o relacionadas a ella: la Universidad de Guanajuato, el ITESI y el Instituto Politécnico Nacional-UPIIG. Estos factores nos colocan entre los siete estados con mayor presencia de empresas biotecnológicas. Cabe destacar que, como ejemplo del emprendimiento en el ámbito biotecnológico, recientemente se ha llevado a cabo un proyecto de egresados del IPN-UPIIG, se trata del biorreactor Greenlight de la empresa EcoScience Lab, cuya función es la de limpiar el aire mediante la conversión de Co2 en oxígeno por medio de un sistema de microalgas.

Sin duda, la gama de posibilidades que nos brinda la biotecnología son cada vez más amplias y está forjando un mercado multimillonario a nivel global.

Para seguir desarrollando tecnología de alto impacto se debe continuar promoviendo la formación académica e industrial, buscar el acceso a capital de alto riesgo para las empresas que incursionen en este ámbito y la regulación clara y transparente de los bioproductos para consolidar su comercialización.

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Belém Rangel
Directora mercadotecnia y comunicaciones
Karla Santacruz
Directora BioHunt
Web: https://www.biolaunch.org/