A las puertas de la oportunidad

Nacional
Marcos Daniel Arias Novelo.
Marzo 2023
Marcos Daniel Arias Novelo
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Durante 2022, la economía mexicana creció 3.0%, una cifra que emana optimismo al compararse con la realidad histórica de tasas menores en varios de los últimos 20 años o si se contextualiza dentro del ambiente de complicaciones que azotaron en el periodo. Esta cifra es suficiente para otorgar la medalla de la recuperación económica bajo diversos parámetros e inaugura una nueva fase en el ciclo de crecimiento del país. Al menos, es la historia que se ha replicado con disciplina en los encabezados de los principales medios de información.

Sin embargo, como es habitual, es difícil que logremos sentir la conexión con dicha narrativa. No es casualidad, pues una estadística de las proporciones del PIB se construye a partir de lo que ocurre en 32 realidades diversas, muchas de ellas opuestas entre sí. De esta manera el crecimiento nacional es un resumen poco representativo que esconde detrás grandes logros -y a veces también fracasos- de las entidades del país.

A mi gusto, el Bajío es una de las regiones más injustamente tratadas por este champurrado de números. Resultados como el citado 2.0% no dan cuenta del milagro económico que ha tenido lugar en esta región a partir de la integración de México a la escena del comercio global. Desde la década de los 90, estados como Aguascalientes, Guanajuato, San Luis Potosí y Zacatecas han duplicado el tamaño de sus economías y de sus principales centros urbanos, propiciando además una mejora en los estándares de ingreso y calidad de vida en muchos de los casos.

Aunque, por las disrupciones sobre las cadenas globales de valor que supuso la política de Covid cero en China, 2022 no fue un año excepcional para estos estados, el aparato industrial sigue dando muestras de su potencial y el comienzo de 2023 nos ha traído a las puertas de la oportunidad. Los vientos del nearshoring soplan cada vez con más fuerza y ya es perceptible el cambio en la tendencia de la inversión a través de indicadores como la saturación de parques industriales o el incremento en los viajes de negocio.

Tocará a gobiernos y empresas realizar una labor destacada para canalizar estos nuevos capitales que buscan garantías de funcionalidad. El Bajío tiene hoy la encomienda de mostrar su capacidad para albergar proyectos económicos competitivos a través de la calidad en su infraestructura, servicios y capital humano. Tener éxito devolverá a la región a estas tasas de crecimiento asiáticas que fueron costumbre durante las últimas tres décadas y, que al paso de unos cuantos años, no solo darán forma a ciudades más grandes, sino a vidas más prósperas.