Sin duda la presidencia de Donald Trump nos ha hecho
pensar, en nuestro pasado, en el presente y en nuestro futuro, pensar en que es
lo que nos trajo a este punto y como prepararnos para lo que sigue. En el
ámbito del comercio exterior vemos que nuestro punto de vista se pone a prueba
e inclusive nuestra forma de vida. Lo que pensábamos era un hecho: el libre
comercio entre México y Estados Unidos, ahora está puesto en duda y si bien nos
mantenemos optimistas tenemos que ver más allá de NAFTA.
Nuestro
pasado
México es un país exportador ya que más del 70% de su
PIB depende del comercio exterior, claramente la mayor parte de la economía.
Por esto cuando se ve amenazado el acceso al comercio de Estados Unidos nos
causa gran preocupación. Esto significa también que México produce artículos
que consumen los mercados más exigentes del mundo, lo que sin duda es algo
positivo y que debe continuar, pero la realidad también es que México depende
de mercados extranjeros porque no tiene su mercado interno desarrollado. ¿El
resultado? Los mexicanos ganan poco, su ingreso no sube en términos reales y
por lo tanto la pobreza es alta, alrededor del 43% de la población es decir 53
millones 418,151 de personas. Esta no es una crítica a la noble causa del
comercio exterior y la importancia de la industria maquiladora en el país, esta
fue una clave para nuestro desarrollo, pero no debemos pensar depender de ella
para a ser un gran país en el futuro.
Nuestro
presente
Uno de los principales indicadores del bienestar y
nivel de vida a largo plazo para cualquier país es la productividad; hagamos
una analogía, si un zapatero quisiera ganar más y por lo tanto vivir mejor.
¿Qué tendría que hacer? La respuesta más sencilla es más zapatos. Y por
supuesto que sean mejores y a un costo competitivo por lo que aumentar la
productividad y calidad de nuestros productos y servicios debe ser de la mayor
importancia; siguiendo esta misma analogía podemos estar de acuerdo que este
zapatero solo tiene 2 manos y las mismas 24 horas cada día, tiene que descansar
y comer, por más esfuerzo que haga pronto llegaría a un máximo en su producción
personal, por esto necesita de una máquina, un método, una invención o algo que
lo haga ser más eficiente, es decir innovación y tecnología. Por lo que necesitamos que la
población se pueda capacitar y aprender para ofrecer más en nuestras empresas,
México necesita invertir en sus universidades y escuelas.
Desgraciadamente en México la productividad está
estancada, una notable excepción es la industria maquiladora, pero de manera
general estas empresas no pagan mejor, basan sus altos puestos en el extranjero
o en México, pero con extranjeros y son centros de costos que no generan o
generan poca utilidad para el país.
Nuestro
futuro
México puede desarrollar su mercado interno con
productividad e innovación de sus ciudadanos. La punta de lanza son las
escuelas y universidades por supuesto, aquí es donde los jóvenes mexicanos
aprenden y expanden su mente, estos jóvenes saldrán a trabajar y también a
poner sus propias empresas, que tengan el ambiente propicio para que
desarrollen sus productos, sus marcas y su tecnología. Tenemos las empresas de
más alto nivel tecnológico y mayor productividad a nivel mundial, pero para
nuestro futuro, la industria maquiladora debe ser la escuela de nuestros
jóvenes no un trabajo de largo plazo.
Con la renegociación de NAFTA sigue la incertidumbre,
debemos mantenernos optimistas que el acuerdo seguirá en pie. Pero así también
debe ser un aprendizaje que no debemos depender de líderes o Gobiernos
extranjeros, que debemos poner nuestro futuro en nuestras propias manos.