Miguel Hernández
Cervantes
Los principios y valores han sido fundamentales en
su carrera
En 1996, Miguel Hernández Cervantes
realizó una visita que le cambió por completo la vida. El egresado de
administración de empresas por la UNAM en la Ciudad de México, conoció el
concepto de “Servicio de Albergue” o “Shelter” (por su significado en inglés)
que en ese entonces ofrecía El Grupo Offshore, por medio de su empresa Maquilas
Tetakawi S.A en Empalme, Sonora, a las industrias extranjeras que llegaban a
México en esa zona.
Dicha empresa, a través del concepto de
“shelter”, brindaba servicios de renta a manufactureras de origen extranjero,
además de encargarse plenamente de sus recursos humanos, impuestos y contabilidad,
compras indirectas, nómina y administración de beneficios además del
cumplimiento de las regulaciones.
Miguel quedó prendado de la idea, así que
se unió al Grupo Offshore, dejó la Ciudad de México en febrero de 1997,
separándose temporalmente de su esposa y sus hijos, para después reubicarse
juntos en Saltillo, Coahuila, donde el 17 de mayo de 1997 inició oficialmente
actividades Manufacturas Zapalinamé S.A. de C.V. con la renta de una nave
ubicada en el Libramiento Flores Tapia.
En ese entonces, recién convertido en
director general de la empresa, solo contaba con una computadora, un auto
propio y una pequeña oficina. En esas condiciones empezaron a atender a su
primer cliente, EHV Weidmann y contrataron a los primeros 15 empleados para esa
planta.
“A finales de 1997, una empresa que estaba
instalada en Sonora llamada ITT Industries, decidió instalarse también en
Saltillo para ser proveedores de General Motors, funcionando bajo el mismo
concepto del Grupo Offshore”, explicó Hernández Cervantes.
Con la llegada de ITT Industries, los
accionistas pensaron en comprar un terreno para iniciar la construcción de un
parque y fue así como en 1998, Miguel y su equipo encontraron un nuevo lugar
para su empresa, e iniciaron la construcción del Parque Industrial “La
Angostura” en la Carretera Saltillo-Zacatecas.
De 1998 al 2007, llegaron a tener tres mil
400 empleados, un crecimiento exponencial. El directivo afirma que el
crecimiento de la empresa se debe al apego que le tienen a sus principios, al
seguimiento que les dan a sus estrategias para el desarrollo de la corporación
y a la actitud de sus colaboradores, piezas clave para proporcionar servicios de
excelencia, que son la razón de ser de la compañía.
“El trabajo debe tener varios propósitos:
Uno es que te llene de satisfacción y en parte eso se logra al trabajar de
acuerdo con principios y valores, realmente aplicándolos en la vida real. Esto
le da otro sentido al trabajo”, agregó.
Gracias a esto, en este año la empresa
cumple 20 años de existencia fruto de su esfuerzo continuo, lo que le llena de
satisfacción. El directivo afirmó que gusta admirar los cambios de turno desde
su ventana, y darse cuenta de lo mucho que han ayudado a la comunidad y de los
miles de empleos que han generado en la ciudad, a pesar de los retos que han
tenido que enfrentar.
“Yo creo que una de las claves para el
éxito de una empresa es que se siga una filosofía. No solo es venir a trabajar,
es venir a seguir la filosofía de la organización, que al final debe ser la
guía de tus acciones y también crear un grupo unido de colaboradores que con el
tiempo realmente se convierte en tu segunda familia”, concluyó.