Aquel viejo adagio de “no pongas
todos los huevos en una cesta” es la máxima del inversionista. Y no hay mejor
herramienta para quien empieza, paliando el efecto mental que asumir una
pérdida así sin más.
La diversificación es clave para
invertir con éxito. Construir un portafolio sólido es vital y uno diversificado
es a prueba de balas.
La diversificación no es más que la
conformación de una cartera de inversión compuesta por instrumentos de
distintas industrias. Esto incluye acciones de empresas, bonos, instrumentos en
el mercado de dinero y en el mercado de derivados. Incluso, dichas inversiones
pueden caer en negocios o en propiedades.
La razón de esto es tener el dinero
en diversos sectores, y no en uno solo. Los portafolios conformados de esta
forma suelen comportarse de manera más estable y entregar rendimientos más
consistentes, pues se reduce el riesgo general de la inversión.
Es cuestión de lógica: invertir en un
único activo podría darnos un buen rendimiento, pero al riesgo de perder casi
toda (o toda) la inversión si dicho activo sufre un revés. En el mismo
escenario, ese activo adverso afectará mínimamente a un portafolio que se
conforma de 10 o 15 instrumentos.
Además de su probada efectividad a lo
largo del tiempo, concentrarse en una cartera diversificada se vuelve especial
en un año tan convulso como ha sido (y será) el 2018. Desde las complejas
situaciones diplomáticas a nivel internacional, hasta las elecciones federales
en nuestro país. En momentos donde los mercados se agitan con la mínima
declaración de figuras políticas o empresariales, tener inversiones
diversificadas reducirán los impactos negativos.
¿Cómo empezar a diversificar? Podemos
empezar con lo básico e invertir en distintos instrumentos. Puntualmente:
acciones, bonos, instrumentos gubernamentales, fondos de inversión. Y con algo
básico como asignar porcentajes a cada uno: un 25% a cada instrumento es un
buen inicio. Y después de acostumbrarse a ellos, elegir industrias: invertir en
acciones de empresas dedicadas a la siderurgia, bienes raíces, alimentos,
servicios…las opciones son incontables.
Al final, las mejores inversiones
dependen de variables como tu capacidad económica y aversión al riesgo, así que
no hay fórmulas concretas. Pero, sin duda, las carteras ganadoras de este año
serán las que reduzcan el riesgo con la diversificación.