Deloitte y la MAPI (Manufacturers Alliance for Productivity and Innovation)
desarrollaron el estudio Smart Factory 2019.
Se trata de un análisis sobre el estado actual de las
fábricas inteligentes y el impacto que tienen en la industria manufacturera,
que indica, comienzan a dar resultados positivos.
De acuerdo con datos derivados de este estudio,
la productividad laboral continúa desconcertando a más fabricantes, registrando
un crecimiento anual de alrededor de 0.7% entre 2007 y 2018, en contraste con
el 3.6% de crecimiento que se obtuvo entre los años 1987 y 2006.
Dentro de los resultados, se menciona que las iniciativas de las fábricas inteligentes podrían encender el estancado crecimiento de la productividad laboral, una solución que beneficiaría a las compañías establecidas en México, pues como explicó
Bruno Juanes, socio líder
para la Industria de Manufactura 4.0 en Consultoría Deloitte México, con estas fábricas se puede conocer en tiempo real
cómo se lleva acabo cada proceso productivo, dándole visibilidad y haciendo de
ese proceso algo predecible, lo que ayudaría en aumento de eficiencia.
Juanes considera que es una oportunidad, ya que
la competitividad manufacturera en México se sustenta fundamentalmente por el
bajo costo de su mano de obra, pero esto puede llegar a cambiar por distintos
factores que están sucediendo actualmente a nivel global, podría desencadenar
en severos daños para la principal competitividad del país.
“La única manera de evitar que esos factores
afecten la competitividad de nuestro país es dándonos cuenta que la
automatización y la manufactura 4.0 son una obligación, debemos ser los más
innovadores, automatizados, inteligentes para sobrevivir en este entorno”,
destacó Juanes, “para mí, lo principal es darnos cuenta de que hay una
situación de urgencia en México para que las empresas manufactureras comiencen
a adaptar estas tecnologías y continuemos con el desarrollo del país”.
Además, insistió en la importancia de aprender
y entender los nuevos conocimientos y áreas que vienen en conjunto con esta
revolución tecnológica para poder implementarlos correctamente en las fábricas,
pues hay desconocimiento respecto a lo que es un científico de datos, un piloto
de dron o un entrenador de sistemas cognitivos, entre otros.
“Ya tenemos máquinas que capturan datos y los
almacenan en la nube, es decir, ya tenemos las bases para poder llegar a crear
las fábricas inteligentes; ahora debemos luchar por tener algoritmos utilizando
machine learning, big data, que
puedan ofrecer información preventiva y predictiva sobre el comportamiento de
la fábrica que permita de alguna manera autorregularse y autoajustarse en
acción de cualquier cambio que pueda haber, ya sea en demanda, producción o
funcionamiento de alguna máquina”, finalizó Juanes.